Muebles para sentarse
La finalidad básica de sofás y asientos en general es reducir a un mínimo (según diferentes gradaciones) el cansancio físico. Hoy en día, la mayoría nos pasamos sentados una gran parte de nuestra jornada de vigilia: trabajando, estudiando, descansando, hablando, comiendo y viajando. Puesto que nuestra vida es tan sedentaria, sería lógico que hubiéramos encontrado el asiento perfecto. Por desgracia no es así, posiblemente porque existen tantas diferencias individuales tanto en la talla como en la forma del cuerpo, más o menos anguloso o almohadillado naturalmente, y unos aspiramos a la comodidad y otros al estoicismo.
Varios estudios indican que se consigue una comodidad máxima cuando el peso y la presión están distribuidos de tal manera que alivie la tensión. Debemos elegir, pues, asientos que se adapten a las dimensiones generales de unos determinados ocupantes y adaptarlos al máximo a cada caso particular por medio de almohadones. Neceistamos una amplia diversidad de tamaños y tipos para las diferentes personas y situaciones.
Por supuesto que algunos asientos son adaptables, especialmente los sofás, en los que nosotros mismos nos procuramos la adaptación, repantingándonos para mayor comodidad o a veces descansando en ellos las piernas. Las butacas graduables permiten tanto echar una siestecilla como, más tarde, enderezar el respaldo para ver la televisión o charlas con los amigos. Las sillas para un escritorio, rara vez estéticas, permiten también la adaptación a diferentes personas, al objeto de aliviar la fatiga de largas horas frente al ordenador.
Las mecedoras brindan otro tipo de adaptación, basada en el constante desplazamiento del peso a diferentes puntos de presión, de acuerdo con un ritmo predecible. Para muchos, este tipo de asiento resulta extremedamente sedante y, físicamente, tranquilizador. Otro tipo de adaptación es la representada por las sillas giratorias.
Es indudable que el más adaptable de todos los asientos existentes es el que ofrecen ciertos vehículos, con sus elementos movidos eléctricamente, sus respaldos más o menos inclinados según diferentes ángulos y, a veces incluso, con diversos perfiles y grados de flexibilidad en el repaldo con sólo pulsar uno o dos botones. Quizás no sea necesario estar en casa tan mecanizados, pero la idea encierra sus posibilidades.
La tarea de elegir muebles para sentarse deberá estar guiada por la finalidad. Hemos de saber, pues, qué querremos hacer con esos asientos. ¿Con qué fin los usaremos? Las actividades pueden clasificarse en dos grupos básicos: las que apuntan al reposo físico y las que exigen una diligencia mental.
Actividades sedantes.
Si es posible, lo ideal es que cada una de las personas que utilizan regularmente una habitación dispongan en ella de una asiento cómodo para descansar, leer, hablar, mirar la televisión o, simplemente, permanecer sentado sin más deseo que éste. La mayor parte de sofás o sillones tapizados, así como divanes y butacas graduables, se adaptan hasta cierto punto a su usuario, siempre que uno los haya elegido teniendo presente la propia figura. La persona baja tiene tendencia a encorvarse cuando se sienta en una butaca demasiado grande, mientras que la muy alta parece rebosar cuando el asiento es demasiado pequeño.
Para los invitados, bastarán unas butacas normales siempre que las haya en número suficiente. De otro modo de podrán tener unos cuantos sillones de reserva, de dimensiones más pequeñas, pero igualmente cómodos. Lo que importa en ese caso es la movilidad. Si las butacas son ligeras, tal vez con ruedas, podrán trasladarse fácilmente de un lugar a otro o incorporarse a diversos grupos de muebles cuando sea necesario.
Actividades movidas.
Las actividades consistentes en comer, trabajar y jugar exigen sillas que se puedan trasladar fácilmente de un lugar a otro, con respaldos relativamente rectos para poder apoyarse. Cuando los respaldos y asientos de las sillas tienen forma más o menos anatómica o están provistos de un ligero almohadillado disminuye la presión, aparte de que la tapicería resistente a la abrasión y al polvo reduce la labor de manteniemiento.
Los espacios destinados a comidas de grupo necesitan contar con asientos suficientes, sueltos o empotrados, para acomodar a todos los comensales; convendrá disponer de unos cuantos asientos más, no necesariamente idénticos, para el caso de reuniones más numerosas.
Muchos muebles de comedor cuentan con sillas a juego, con aire francamente de comedor. Son más útiles, en cambio, las sillas que igual sirven para comer que para utilizar en otros sectores y para otrs menesteres.Una vez decidido en tipo de asiento deseado, se pasará a examinar con más detalle las diferentes posibilidades que se ofrecen.